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Ciberseguridad en México: un gigante con pies de barro.

  • agosto 24, 2025
  • 3 min read
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Ciberseguridad en México: un gigante con pies de barro.

Por Osvaldo Hernández Olivera

Abogado en Derecho Informático | Opinión Legal sobre Tecnología y Futuro

Hablar de ciberseguridad en México es como describir un concierto de rock: por fuera todo luce espectacular, con luces y promesas de innovación. Pero basta mirar detrás del escenario para descubrir cables enredados y sistemas parchados que apenas logran sostener el espectáculo.
Los bancos y las fintech se presentan como superhéroes digitales: “Detectamos fraudes en segundos”, anuncian. Y es cierto que la inteligencia artificial ha transformado la manera de anticipar ataques. Hoy un algoritmo puede detectar operaciones sospechosas antes de que alguien alcance a escribir su contraseña.

La paradoja mexicana

El problema es que la realidad no siempre es tan blindada. Según la Encuesta Nacional de Ciberseguridad 2023, más del 52% de las empresas mexicanas enfrentaron un incidente digital el último año, y muchas ni siquiera tenían un plan de respuesta. Invertimos millones en software importado, pero seguimos descuidando lo básico: capacitar al personal y reforzar la cultura digital.
La paradoja es clara: mientras unos bancos juegan en la Champions League de la ciberseguridad, otros apenas califican para la liga de barrio. Es como comprarse un Ferrari sin saber manejarlo. Porque al final, lo que sostiene al sistema no es solo la tecnología, sino el factor humano. Y ahí está nuestro talón de Aquiles: basta un clic equivocado para que todo se venga abajo.

El talón de Aquiles

No se trata de exageración. En 2024, la Condusef reportó más de 10 millones de reclamaciones por fraudes financieros, muchos ligados a esquemas digitales. Los ciberdelincuentes no necesitan supercomputadoras: les basta con la distracción de un usuario común.
Más inquietante aún es el destino de nuestros datos. Movimientos, compras y ubicaciones se convierten en insumo de algoritmos que, en teoría, nos protegen, pero que también rozan la vigilancia masiva. La línea entre seguridad y control se hace cada vez más delgada.

Avances con freno de mano
Es cierto que México avanza. Startups locales han desarrollado soluciones ingeniosas y la banca invierte en blindajes cada vez más robustos. Pero avanzamos como en el Periférico a las ocho de la mañana: con frenazos y choques inevitables. ¿De qué sirve la IA más brillante si en la oficina de contabilidad alguien sigue usando la contraseña “admin123”?

La pregunta de fondo no es si la inteligencia artificial puede defender al sistema financiero —que lo hace, y cada vez mejor—, sino si estamos construyendo un ecosistema digital confiable, transparente y humano. Porque sin confianza ni educación digital, hasta el algoritmo más brillante puede ser derrotado por un simple clic.

El futuro en duda

México necesita más que tecnología: requiere cultura digital, regulación efectiva y reglas claras. De lo contrario, la ciberseguridad seguirá siendo un gigante… pero con pies de barro.

Y en eso, amigas y amigos, todavía nos queda tela de dónde cortar.


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