Contra el método

Por: Ignacio García Madrid
El filósofo Paul Feyerabend propuso que la ciencia avanza no por método científico único sino por una pluralidad de métodos que incluyen la intuición, la imaginación y el arte
En la diversidad de artes y oficios, tanto populares como académicos, así como en la filosofía y en las ciencias, existe una larga tradición de enseñanza maestro-discípulo. En este modelo, el maestro transmite directamente sus conocimientos a un grupo de estudiantes, aprendices o alumnos, a menudo seleccionados entre muchos aspirantes. Este tipo de enseñanza, con normas pedagógicas y didácticas generalmente estrictas, ha dado frutos notables. La ciencia occidental, por ejemplo, se remonta a los antiguos filósofos griegos, y Sócrates fue maestro de Platón, quien a su vez formó a Aristóteles.
Si bien las normas académicas son necesarias para la convivencia, también pueden convertirse en barreras de acceso a la educación formal. Existen personas que, según ciertos criterios, no cumplen con los requisitos formativos, cognitivos, económicos e incluso físicos. Sin embargo, junto a la educación formal, también florecen la educación no formal y la informal, que ocurren fuera de las instituciones, sin programas oficiales ni certificaciones, muchas veces de manera espontánea. Y, por supuesto, está el camino del autodidacta.
Quienes no encuentran un espacio en la academia o carecen de maestros que compartan sus intereses, suelen inventar sus propias técnicas o adaptar las que tienen a su alcance. Por ejemplo, los esclavos africanos en América crearon nuevas formas musicales a partir de instrumentos y armonías europeas, pues les impidieron usar los suyos. Personas sordas o sin manos son rechazadas por los conservatorios de música “por obvias razones”, y ¿un bailarín sin piernas?, ¿un fotógrafo ciego? ¡Ni pensarlo! Pero Evelyn Glennie es una virtuosa de las percusiones sinfónicas y populares y es sorda, Mark Goffeney nació sin brazos y toca la guitarra con los pies de forma virtuosa, David Tool fue un destacado bailarín de danza contemporánea y no tenía piernas, Evgen Bavčar es fotógrafo…
En cuanto a la ciencia, el filósofo Paul Feyerabend negó la existencia de un método científico universal, sosteniendo que los avances en este campo se producen gracias a una pluralidad de métodos, en los que también tiene cabida la intuición y el arte. En su “Tratado contra el método”, planteó que no existen reglas o normas racionales capaces de garantizar el descubrimiento científico. Por ello, intuición, imaginación y exploración juegan un papel fundamental. En consecuencia, “[…] la ciencia se encuentra mucho más cerca de las artes (y/o de las humanidades) de lo que se afirma en nuestras teorías del conocimiento favoritas”.1
Es posible conservar lo que podríamos llamar la libertad de la creación artística y aprovecharse al máximo de ella, no sólo como una válvula de escape sino como un medio necesario para descubrir, y tal vez para cambiar los rasgos del mundo en que vivimos. Esta coincidencia de la parte (individuo) con el todo (mundo en el que vivimos), de lo puramente subjetivo y arbitrario con lo objetivo y lo regulado, constituye uno de los argumentos más importantes en favor de una metodología pluralista.1
En las últimas décadas, ciencias y artes han reconocido que ciertos problemas, dada su complejidad, requieren ser abordados desde perspectivas diversas. De ahí han surgido enfoques multidisciplinarios, interdisciplinarios, transdisciplinarios e incluso indisciplinarios. Sin embargo, en el marco de la eficiencia científica, la anarquía epistemológica propuesta por Feyerabend puede resultar incómoda a los modelos hegemónicos de producción científica, fuertemente asociados a la especialización y a la lógica capitalista de la productividad.
Al inicio del “Tratado contra el método”, Feyerabend cuenta que esta obra fue concebida junto con su amigo el matemático, economista y filósofo de la ciencia Imre Lakatos, para continuar el debate que ambos científicos, con posturas contrarias respecto al racionalismo en la ciencia, venían sosteniendo de años atrás en artículos, conferencias, cartas y pláticas. Lakatos falleció sin responder el ensayo de Feyerabend, quien decidió publicarlo incompleto como testimonio de la influencia de Lakatos en la comunidad científica.
Otras columnas del autor: 2030: ¿Futuro brillante o distopía digital?
Un antiguo refrán dice que tenemos dos oídos y una sola boca, para escuchar más y hablar menos. Si bien quien esto escribe se inclina por la postura de Feyerabend, en un mundo que parece cerrarse al diálogo y la escucha atenta de distintas concepciones políticas, estéticas o culturales, la disposición al debate científico de Feyerabend y Lakatos es inspirador y enriquecedor del pensamiento crítico.
Fuente
[1] Paul Feyerabend. Tratado contra el método. Esquema de una teoría anarquista del conocimiento. Tecnos, España, 1986. https://monoskop.org/images/3/3f/Feyerabend_Paul_Tratado_contra_el_metodo.pdf