AG Medios Noticias

Cáncer de próstata en México: una deuda pendiente con la salud masculina

  • noviembre 7, 2025
  • 5 min read
[addtoany]
Cáncer de próstata en México: una deuda pendiente con la salud masculina

Por: Ignacio García Madrid

El cáncer es una de las principales causas de mortalidad a nivel mundial. En 2020 los cánceres más comunes en términos de casos nuevos fueron: mama (2.26 millones), pulmón (2.21 millones), colon y recto (1.93 millones), próstata (1.41 millones), piel (no-melanoma) (1.20 millones) y estómago (1.09 millones). En mortalidad, el cáncer de pulmón ocupó el primer lugar (1.80 millones), seguido de cáncer de colon y recto (916 mil), hígado (830 mil), estómago (769 mil) y mama (685 mil). El cáncer de próstata ocupa un lugar importante como causa de muerte en hombres. La tasa de incidencia en nuestro país alcanza 39.1 por cada 100 mil habitantes, muy por encima del promedio global de 29.4, y la mortalidad también es mayor a la tasa mundial: 9.7 frente a 7.3.1

Un estudio comparativo de cuatro neoplasias urológicas (próstata, vejiga, riñón y testículo) arrojó que, excepto para el cáncer de vejiga, las cifras de las tres restantes para México fueron más altas que los promedios mundiales (tabla).1

Tabla. Estimaciones de incidencia y mortalidad de los principales tumores urológicos (por edad y por cada 100 mil habitantes) en 2021: Global y México.1
Tipo de cáncerIncidenciaMortalidad
     GLOBAL
Próstata15.3705.261
Vejiga6.3492.684
Riñón4.5241.912
Testículo1.1240.138
    MÉXICO
Próstata24.3697.799
Vejiga2.3651.387
Riñón5.2533.097
Testículo3.2620.618

De acuerdo con la comisión científica internacional que estudia el cáncer de próstata, los casos de esta neoplasia pasarán de 1.4 millones detectados en 2020 a 2.9 millones para 2040, esto debido al cambio en las estructuras de edad y el aumento en la esperanza de vida. El diagnóstico tardío del cáncer prostático está muy extendido en todo el mundo, especialmente en los países de ingresos medios y bajos, por lo que la única manera de mitigar el daño causado por el aumento de casos es establecer de forma urgente sistemas para diagnósticos más tempranos.1

Las altas cifras de cáncer no se explican solo por razones biológicas. Detrás de cada diagnóstico tardío y cada muerte evitable hay determinantes sociales de la salud, es decir, las circunstancias en que las personas nacen, crecen, trabajan, viven y envejecen o mueren prematuramente, influenciadas por determinantes estructurales (contexto social, económico y político) e intermedias (empleo, vivienda, transporte, seguridad).2 En los servicios médicos las desigualdades se reflejan como carencias en infraestructura y desabasto de medicamentos en el sector público. Por ejemplo: comparando los casos de cáncer de próstata en México y Estados Unidos (EU) en enero de 2025, en nuestro país la incidencia fue de 39.1 por cada cien mil habitantes y la mortalidad de 9.7 por cada cien mil habitantes, mientras en EU la incidencia fue casi el doble (75.2 por cada 100 mil habitantes) pero la mortalidad fue menor que en México (8.1 por cada 100 mil habitantes).1

El 24 de junio de 2015, la Cámara de Diputados realizó un Conversatorio Legislativo para la Reforma Integral del Cáncer, donde “Uno de los puntos más alarmantes fue la reducción progresiva del presupuesto para su atención en instituciones públicas, afectando la adquisición de medicamentos oncológicos, especialmente tratamientos innovadores.” Otro tema abordado en dicho conversatorio fue la falta de equipos de radioterapia y su mantenimiento.3 Esta reducción de presupuesto para tratar el cáncer se traduce en diagnósticos tardíos, tratamientos incompletos y un impacto económico devastador para las familias, que es mayor en aquellas sin seguridad social. Desde el Congreso se ha exigido al gobierno una respuesta urgente a la falta de fármacos oncológicos, una crisis que afecta tanto a infantes como a personas adultas mayores.4 Pero el problema no es solo de presupuesto, también es de visión. Los cuidados y la salud se siguen pensando como asuntos individuales o familiares, cuando son tareas colectivas que exigen corresponsabilidad social.

Así como el Día Internacional de los Cuidados nos invita a repensar la distribución del tiempo y terminar con la representación social de que el trabajo no remunerado es tarea solo de mujeres, el cáncer de próstata nos obliga a ampliar esa reflexión: los hombres también necesitan cuidados. No solo cuando enferman sino a lo largo de toda su vida, mediante políticas de prevención, salud mental, estilos de vida saludables y redes de apoyo emocional. La masculinidad tradicional, que asocia la fortaleza con el “aguante”, sigue siendo una barrera cultural que impide comentar la enfermedad abiertamente y acudir al médico a tiempo. Hablar de cáncer de próstata es también hablar de educación en autocuidado y de nuevas formas de entender la vulnerabilidad.

Leave a Reply

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *