Entre el autoelogio y el cadáver: la ficción que visten Muñoz y Cuautle
Por Rita Sánchez
Los informes de los alcaldes locales deberían ser momentáneamente incómodos: no para decir “yo cumplí”, sino para enfrentar el espejo de lo que NO se hizo. En cambio, Omar Muñoz (Cuautlancingo) y Lupita Cuautle (San Andrés Cholula) emplearon sus respectivos primeros informes como vitrinas de autopromoción. Y la realidad detrás del estrépito es brutal: crímenes, cuerpos hallados, bandas delictivas y ciudadanos que ya no creen en discursos.
Muñoz ha pregonado que su administración ha “transformado” el municipio, con gestiones y obras de relumbrón. Pero en los hechos, los datos delictivos le llevan la contraria. En los primeros ocho meses de su gestión, homicidios y robos se dispararon en Cuautlancingo.
Y no hablamos de cifras lejanas: en 2025, Cuautlancingo acumuló seis crímenes, entre los que figura el feminicidio de una menor de edad, ajustes de cuentas y cuerpos hallados desmembrados.
Uno de los casos más recientes: el 1 de octubre, un hombre fue asesinado con un balazo en la cabeza mientras desayunaba en la fonda “Teresa” sobre el Bulevar Forjadores, en pleno municipio. Nadie impidió que le dispararan frente a testigos.
Aun así, Muñoz afirma que “solo el pueblo podría ratificarlo”, como si su gestión mereciera confirmación en lugar de evaluación rigurosa.
Pero no es solo violencia letal. El robo a comercios registró casos sonoros: más de medio millón de pesos en bicicletas fueron sustraídas de una tienda en Cuautlancingo.



