Cuna y cátedra: una universidad con sonaja
Ángela Mercado | Columna de Opinión
Hay iniciativas que suenan simples, casi domésticas, pero que en realidad tocan las fibras más profundas de un sistema educativo desigual. La propuesta del diputado José Luis Figueroa Cortés —crear guarderías dentro de universidades públicas y privadas— pertenece a esa rara especie: una idea sensata que, además de justa, es urgente.
La universidad no es un lujo, es una oportunidad
En un país donde ser madre joven aún se castiga con el estigma del “truncó su futuro”, el hecho de que una estudiante pueda dejar a su hijo en una guardería dentro del mismo campus no es un capricho: es una herramienta de supervivencia académica. Según datos del INEGI, la maternidad y la paternidad tempranas siguen siendo una de las principales causas de deserción escolar en mujeres de entre 18 y 25 años.
Por eso, cuando el legislador del Partido del Trabajo plantea que la SEP de Puebla explore este modelo, no está hablando sólo de cuidado infantil. Está hablando de igualdad real: de permitir que una joven madre no tenga que elegir entre entregar una tarea o alimentar a su hijo.
Un espejo que refleja carencias
En México no existe una ley que obligue a las universidades a ofrecer guarderías. Algunas lo hacen por convicción, como la UNAM o la Universidad de Guadalajara, donde los llamados CENDIS han sido una luz entre tanta burocracia. Pero son excepciones, no la norma.



