Riestra, Huerta… y su pequeño ejército de bots
Por Ángela Mercado.
Dicen que en política se vale todo, pero hay quienes ya no se esconden ni para hacer el ridículo. Y no, no hablo de un influencer venido a menos, sino del flamante jefe del PAN en Puebla, Mario Riestra, quien junto con su inseparable Genoveva Huerta, parece que cambiaron la doctrina de Gómez Morin por la del “golpeteo digital sin factura”.
Ahí están, en toda su gloria, retratados por la investigación publicada en El Heraldo de México, cortesía de Jorge Aguilar Sierra, quien no solo les jaló la cobija, sino que mostró el entramado de bots que sirvió para atacar a la presidenta Claudia Sheinbaum y al gobernador Alejandro Armenta. Que no fue espontáneo, que no fue indignación ciudadana. Fue campaña sucia con hashtags reciclados y dinero incierto.
Pero lo mejor de la historia no es eso… es la hipocresía.
Porque mientras se rasgan las vestiduras hablando de democracia, libertad y valores, en lo oscurito van armando granjas de trolls como si fueran operadores rusos. Pero poblanos. Y azules.
Mario Riestra, líder el PAN en Puebla, detrás de los bots para atacar a Sheinbaum y Armenta, afirman
Y mientras Mario y Genoveva juegan a ser el ala dura, en el PAN hay quienes ya los ven como el ala muerta. ¿Quiénes? Pues para empezar, el exalcalde Eduardo Rivera, que aunque no se lleva con nadie, menos se lleva con ellos. Augusta Díaz de Rivera, que aún sueña con un PAN más decente, y Oswaldo Jiménez, que no es precisamente fan del “panismo de WhatsApp”.
¿Qué busca realmente Riestra? ¿Ser el nuevo Caudillo Digital del PAN?
Lo curioso es que ya ni entre los suyos tiene respaldo. Tiene el partido dividido, la marca desgastada y ahora, una investigación penal que lo podría dejar no como víctima, sino como ejemplo.
Y mientras eso pasa, en corto se supo que hubo una reunión secreta con éste par. Ahí, cuentan los que estaban cerca del café, se ofreció una tregua. Paz. Pero con una pequeña cláusula: que se enfoquen a golpear al presidente municipal de Puebla. Así, sin pena ni rubor. El clásico: “Sean una oposición digna, no me den problemas y ustedes no los tendrán”.
Evidentemente, la publicación de El Heraldo de México confirma que «se hicieron fuera de la basinica».
Todo dicho con diplomacia, claro.
Conclusión: en el PAN poblano ya no se pelean por ideales, sino por a quién le toca el siguiente escándalo.
Y mientras Mario y Genoveva reparten likes y mandan a sus bots a pelear, hay quienes dentro del partido ya se preguntan si no sería mejor cambiar de siglas. O mínimo, de compañía.
Porque cuando lo único que te queda es hacer campañas de lodo… es que ya no tienes suelo que defender.
