Hueyotlipan, el eco vacío de Baraquiel
Por Rita Sánchez.
En San Felipe Hueyotlipan, el presidente auxiliar Baraquiel Calva sigue demostrando que la gestión y la obra pública pueden ser tan escasas como su capacidad de convocatoria. La tarde del 8 de agosto se dejó ver en el salón de don Silver, respaldando al senador Ignacio Mier Velazco, que ahora pretende “volver por sus fueros” y ha pedido a la dirigencia nacional de Morena que lo considere… como si en estos meses hubiera sido el gran ausente al que todos esperan con ansias.

Pero la política tiene memoria —y agenda—. El detalle que a Mier parece olvidársele es que, le guste o no, la dirigencia estatal de Morena sigue en manos de Olga Lucía Romero Garci-Crespo, y no precisamente en calidad de adorno. Cuentan los que estuvieron en el salón que Baraquiel apenas pudo juntar unos cuantos acarreados para arropar al senador y a su hijo, el diputado federal por Puebla. El problema es que el acto dejó más dudas que certezas: nadie entendió bien el mensaje que querían enviar a los poblanos, y menos cuando el anfitrión no se preocupa por informar ni rendir cuentas en su propia demarcación.
En política, las señales importan, y aquí la señal fue de debilidad. Con convocatorias tan pobres, no es difícil prever que la dirigente nacional de Morena, Luisa María Alcalde, no se sentirá particularmente impresionada. Y eso que el próximo martes 12 de agosto estará en el Centro de Convenciones de Puebla para encabezar la conformación de los 2,700 comités seccionales que, sobre el papel, deberán garantizar el voto en la elección de 2027.
Históricamente, las juntas auxiliares han sido el músculo electoral de los partidos: ahí se cocina el acarreo fino, se consolidan los liderazgos territoriales y se mide el pulso real de la militancia. San Felipe Hueyotlipan no es la excepción; es un punto estratégico por su peso poblacional y su conexión con la capital. Sin embargo, cuando el liderazgo local carece de trabajo tangible, las fotos en eventos políticos terminan pareciendo más un intento desesperado de figurar que una verdadera demostración de fuerza.
Morena se juega mucho en los próximos dos años: la estructura territorial que se arme ahora será decisiva para el 2027. Y si el partido se empeña en confiar en operadores de convocatoria menguada y obra invisible, no será la oposición la que les complique el camino, sino sus propios huecos internos. Hueyotlipan acaba de dar un ejemplo de ello.


